Estos insectos con cuerpo de pera y de entre 1 y 6 mm de tamaño, pueden presentarse en una amplia gama de colores: blanco, negro, marrón, amarillo, verde o incluso rosa. Normalmente lo hacen sin alas aunque algunos pueden desarrollarlas. Tanto ninfas como adultos se alimentan de jugos de plantas, atacan sus hojas, tallos, brotes, flores, frutos y raices según la especie.
Si detecta encrestamiento, deformaciones, decaimiento o abolladuras en hojas y flores, podría deberse a una infestación por áfidos. Compruebe regularmente el envés de las hojas, a los pulgones les encanta esconderse allí. ¿Sus hojas o tallos tienen una sustancia inusual y pegajosa? Es la melaza que escretan y hay que tener cuidado porque atrae otros insectos como las hormigas.
Otra señal clara de infestación por pulgón es la deformación en fruto y flores, algunas especies incluso hacen que se formen agallas en las raices o las hojas. Además pueden ser responsables de la trasmisión de virus.
Aphiline, es el agente de control biológico que contiene la avispa Braconid, Aphidius colemani y que actúa parasitando las especies más pequeñas de áfidos como el pulgón del melón y otros.
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